viernes, 12 de octubre de 2018

“La crítica de la filosofía moderna en el pensamiento de Enrique Dussel”


(Escribí este trabajo en agosto de 2018 para el II Diplomado de Pensamiento Emancipatorio de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” UCA de El Salvador)

Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde,
 o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros,
 ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas
y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el cielo,
que van por el aire dormido engullendo mundos
(José Martí. Nuestra América, 1891)

Sirva una vez más la pluma eternamente visionaria del prócer cubano José Martí para ilustrar la principal crítica del pensador argentino Enrique Dussel (radicado en México desde finales de los 70) a la filosofía de la modernidad: la noción moderna de una totalidad que niega cualquier alteridad; una universalidad cerrada (como la analizada por Marcuse) que rechaza no sólo otra realidad posible sino también la existencia de otro ser, de otros individuos, por tanto, de otras culturas (no europeas modernas) y, por tanto, de otras subjetividades.

Se trata también del eje central del proyecto de investigación y posterior propuesta política de Dussel, que intenta desmontar la imposición histórica de la ontología de la modernidad que define tajantemente la existencia única de un ser que niega dentro de su realidad cerrada una posible otredad (un no-ser). Otro ente que, de hecho, sí existe fuera de ese universo moderno clausurado y que Dussel identificó como el ser olvidado o, mejor dicho, negado violentamente en la filosofía moderna (esquema de pensamiento que, por cierto, justificó también el colonialismo imperial europeo con todas sus violencias e imposiciones).

Para Dussel, el “no-ser” ignorado por la ontología moderna es naturalmente el indio originario de Nuestra América. Ese indígena violentamente “intervenido” que luego se trasmutó en esclavo, sirviente, obrero, explotado y actualmente “pobre olvidado” de nuestros pueblos.

En este breve ensayo intentaremos marcar las principales ideas de la crítica de Enrique Dussel a la filosofía de la modernidad. Para ello nos serviremos de dos estudios que esclarecen el trayecto intelectual de Dussel: ¿Qué significa pensar desde América Latina? de Juan José Bautista (2014) e Historia del pensamiento filosófico latinoamericano de Carlos Beorlegui (2010).

viernes, 20 de julio de 2018

“Marcuse, hacia una filosofía comprometida con la historia”

(Escribí este trabajo en junio de 2018 para el II Diplomado de Pensamiento Emancipatorio de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA) de El Salvador)

En el medio tecnológico,
la cultura, la política y la economía,
se unen en un sistema omnipresente
que devora o rechaza todas las alternativas
(Marcuse, H. El hombre unidimensional, 1964)

Estamos ante una amenaza dictatorial global como no se había visto en varias décadas. Una vez más, el imperialismo internacional está tratando por todos los medios posibles de recuperar la hegemonía perdida en los últimos años e intentar sobrevivir ante los evidentes signos de decadencia del sistema económico neoliberal que ha causado tanta desigualdad, pobreza y hambre en todo el planeta. En otras palabras, nos encontramos ante la posibilidad real del establecimiento de un régimen totalitario mundial cuyas armas más efectivas son, una vez más, la amenaza de una guerra a escala internacional y el cruento y despiadado sometimiento económico (y político) de las grandes corporaciones globales (y sus gobiernos) sobre las naciones y pueblos del aún llamado Tercer Mundo.

Esto no es más que la nueva materialización o la última versión, mejorada, menos sútil pero más sofisticada, del dominio histórico que el sistema capitalista global (antes industrial y ahora financiero) ha ejercido sobre la sociedad en su conjunto. La invasión definitiva del espacio privado, el sometimiento de un discurso totalitario en soporte multimediático, la imposición de una dependencia económica en diferentes escalas y la anulación del ser humano, se manifiesta en esta nueva fase de control tecnológico envolvente, el cual no permite al ser humano tomar decisiones con libertad o, lo que es peor aún, vivir dignamente la vida que se merece vivir.

Como reza el epígrafe que antecede este texto, el medio tecnológico es el campo en el que la cultura, la política y la economía, los tres espacios fundamentales para el control mundial, imponen un sistema totalitario que además de anular mediante su asimilación cualquier posibilidad de protesta libre, en última instancia impide contundentemente las alternativas transformadoras de esa realidad que se nos impone.