sábado, 23 de mayo de 2009

Cerveza tibia, Benedetti y Julio David

La música suena, un libro espera, los niños ríen, la cerveza se calienta. Todos son detalles que revelan el paso del tiempo; el tiempo que me toca experimentar en este momento para adentrarme melancólicamente en mis cavilaciones, en mis mentiras, en mis verdades. La cotidianidad se disfraza de "momento mágico" y veo en un tramo de la biblioteca de la sala los lomos de algunos poemarios de Benedetti. Entonces, me percato de que ni siquiera me afectó como me tenía que afectar su muerte. Doy un sorbo a la botella de cerveza tibia y pienso en un solo libro de él: Crítica cómplice. Y pienso que la complicidad es lo único que nos salva de la tediosa vivencia de vivir... Benedetti se fue siendo cómplice de todos nosotros... De todos quienes sabemos que la literatura es importante (esta última frase me la acaba de regalar Julio David, quien está detrás de mí mientras escribo. Uno de mis más fieles cómplices...)...