domingo, 18 de noviembre de 2007

¡Luces! ¡Cámara! ¡Escena uno! ¡Toma dos! ¡A escribir! (La escritura narrativa en secuencias)


Este breve trabajo lo escribí hace años para cumplir con mi proceso de formación como profesor-instructor. Ahora creo que podría servir para mis estudiantes de Taller de Redacción I...

¡Luces! ¡Cámara! ¡Escena uno! ¡Toma dos! ¡A escribir!

“El actor principal entra a la habitación, mira con detenimiento todo el recinto y de pronto se percata de la pistola que reposa sobre la mesa de noche. Sigilosamente se acerca al sitio donde se encuentra el arma, mientras la protagonista toma cándidamente una ducha en el baño. El personaje recoge el instrumento mortal y lo observa con cuidado. Comprueba que tiene suficientes municiones y se dirige paso a paso hasta el lugar de la mujer. Sin mediar palabras, descarga una lluvia de balas sobre la humanidad indefensa de la dama y huye. Entonces, ésta se desploma lentamente, llevando consigo hasta el piso la cortina de plástico impregnada de una mezcla de agua, sangre y restos de pólvora”.

¿Este breve texto es el fragmento de una película de suspenso? ¿O es el final de un cuento literario? Bien podría ser los dos. Y de esta idea parte lo expuesto en este trabajo: las nociones de “toma” y “escena”, propias del argot y la técnica cinematográfica, aplicadas a la escritura narrativa.

Las coincidencias de términos entre cine y narrativa literaria son constantes, dado que ambos discursos son idénticos en cuanto a su propósito: contar una historia.

Así las categorías clásicas de la narración son empleadas en el argot cinematográfico con total propiedad, tanto en la práctica como en la enseñanza de la técnica. Narrador, personajes, acción, ambiente, tiempo, por ejemplo, son términos de la narración con los que se describe este importante fenómeno mediático. Asimismo, punto de vista, foco, escenario, escena, entre otros, son conceptos del cine que explican o ayudan a explicar aspectos de la escritura narrativa.

Otra coincidencia de fondo, entre cine y narrativa literaria, es la estructura. Ambos discursos acomodan sus estructuras sobre la base de una organización, generalmente temporal, distribuida en unidades.

En el cine las unidades mínimas narrativas son la toma y la escena.

“Una unidad de narración es el plano (la unidad más pequeña es el fotograma). Un plano es un conjunto de imágenes que se filman desde que se aprieta el botón del tomavistas hasta que se suelta: es una unidad de toma. Así, una película puede tener 400 tomas (o planos)”.

“La unidad siguiente es la escena. Un plano aislado no significa mucho. Hay que incluirlo en un contexto, coordinarlo con los que van delante y los que le siguen. A eso le llamaremos escena, que es un conjunto de planos delimitados por un mismo escenario, unos mismos personajes y una misma acción. Pongamos un ejemplo: una escena en una película es el conjunto de planos que forman una conversación entre dos o tres personas”.
(Diccionario de Cine On Line del sitio El lenguaje del cine aplicado a la educación.: www. victorian.fortunecity.com/muses/116/cinematografo.html)


En el caso del relato, las unidades mínimas narrativas son la proposición y la secuencia.

“En el metalenguaje de algunos modelos narratológicos -principalmente en las propuestas de Todorov- el término proposición designa la unidad narrativa mínima. Se trata de una construcción analítica que intenta formalizar las unidades de base de la sintaxis narrativa. La proposición está constituida por actantes y predicados, y se concretiza en enunciados de tipo "María es una muchacha" o "El rey mata al dragón" (actantes: María y el Rey; predicados: "es una muchacha" y "mata al dragón"). Los actantes son habitualmente seres individuales de carácter antropomórfico y, conforme la posición que ocupan con relación al predicado, se distribuyen así a diferentes papeles (agente y paciente, por ejemplo). Los predicados se dividen en dos grandes clases, verbales y adjetivos: los primeros son eminentemente dinámicos, describen cambios de estado; los segundos describen situaciones estáticas, no alteran la situación. (Reis y Lopes, 1995: 210)

Las proposiciones narrativas se combinan en unidades de nivel superior, denominadas secuencias.

Las unidades narrativas mínimas (proposición en narratología) se organizan en ciclos que el lector reconoce intuitivamente, dado su carácter de bloques semánticamente cohesionados. Se da el nombre de secuencias a esa unidad superior que comprende una sucesión de "átomos" narrativos unidos por una relación de solidaridad: "La secuencia se inicia cuando uno de sus términos no tiene antecedente solidario y se cierra cuando otro de sus términos deja de tener consecuente". (Barthes, 1966, en Reis y Lopes, 1995: 219)

A partir de allí podemos establecer una analogía importante para entender las compatibilidades entre los términos de cine y narrativa y que nos ayuda a entender cómo se organiza un film y cómo se organiza una texto narrativo.

En cine, una escena está conformada por un conjunto coherente de planos, mientras que en la narrativa literaria una secuencia está integrada por una combinación coherente de proposiciones.

En muchos casos, las secuencias coinciden con uno o dos párrafos y las proposiciones narrativas, regularmente, son oraciones tipográficas.

Tomas––––––-----––-----––> Escenas–--------–––––––> Película
Proposiciones (Oraciones)––> Secuencias (Párrafos)–--–> Cuento



Estructura y orden

El alumno de un curso evaluado de redacción siempre tiene dos preocupaciones al escribir: hacerlo bien y que los demás entiendan lo que hace. En el caso de relatos o cuentos, como en cualquier otro tipo de escritos, el redactor novato debe lograr que su texto tenga una buena estructura, es decir que tenga orden.

Si el redactor, antes de emprender su tarea, tiene en cuenta la noción de orden, alcanzará dos objetivos fundamentales. En primer lugar, facilitará la labor de escritura si esquematiza la estructura de su texto antes de comenzar la redacción del mismo. Por ello es importante mantener en este semestre el uso del esquema como estrategia. Y, en segundo término, el proceso de comprensión de los lectores será óptimo, si el productor textual logra una organización coherente de su narración.

Cuando asistimos al cine y vemos una buena película somos capaces de recordarla y narrarla de nuevo a nuestros amigos, pues básicamente recordamos su estructura. Gracias a esa capacidad, los seres humanos podemos incluso recomponer el orden cronológico con el que nos fue narrada la historia. Es decir, reconstruimos el film a partir de las partes estructurales que lo componen.

Los productores de una película, antes de filmar, diseñan con mucho cuidado las escenas que compondrán el film y se ocuparán de los detalles de cada toma que integrará cada escena por separado. En otras palabras, antes de comenzar el trabajo de campo, emprenden una ardua tarea en la que esbozan cuál será la estructura del relato cinematográfico. Es por ello que una película nos parece coherente y entendemos su relato en conjunto.

Igualmente sucede con los textos narrativos. Los lectores leen de manera exitosa un cuento y logran recordar su organización luego de la lectura, si el escrito, al igual que una película, fue construido con una noción estructural previa.

Bajo esta visión y en la búsqueda de lograr textos narrativos atractivos y comprensibles, debemos organizar previamente nuestro proyecto de relato en “tomas” y “escenas”. Es decir, si diseñamos una estructura narrativa, debemos pensar previamente en las secuencias que la conformarán (escenas), y las proposiciones que contendrá cada una de esas secuencias (tomas).

Además, debemos tomar en cuenta que las secuencias, al igual que las escenas en el cine, se organizan de una manera coherente y ordenada.

La noción de orden también puede trasladarse a lo que hemos visto en otros modos de organización del discurso, desde un punto de vista organización estructural o secuencial.

Según Adam y Lorda (1999) la organización general de las secuencias puede estar compuesta por cinco momentos, los cuales pueden corresponder a oraciones simples o grupos de varias oraciones (párrafos tipográficos o semánticos). Estos son: situación inicial (Pn1), nudo (Pn2), acción (Pn3), desenlace (Pn4) y evaluación (Pn5).

La situación inicial (Pn1) plantea las circunstancias espacio–temporales; esto es, un lugar y un tiempo, los agentes o personajes y los acontecimientos.

Seguidamente, se produce el nudo o complicación (Pn2), la cual es parte fundamental del texto narrativo, pues determina todo el desarrollo de la acción, crea intriga, es desencadenante del relato y, como señal lingüística, es introducido por un organizador temporal (Años después, Más tarde, Pasadas las horas, etc.).

La acción (o re–acción) es el tercer elemento (Pn3), suscitado por el factor desencadenante, el cual desemboca en una resolución que constituye el desenlace (Pn4).

Por último, la situación final está compuesta por una evaluación (Pn5) sobre la transformación que se ha suscitado a partir de la situación inicial.

Veamos un ejemplo:
“Al atardecer, sentado en la silla de cuero de becerro, el abuelo creyó ver una extraña figura, oscura, frágil y alada volando en dirección al sol. Aquel presagio le hizo recordar su propia muerte. Se levantó con calma y entró a la sala. Y con un gesto firme, en el que se adivinaba, sin embargo, cierta resignación, descolgó la escopeta”.
(Ednodio Quintero. La muerte viaja a caballo (fragmento) en Cabeza de cabra y otros relatos. 1993)

Así comienza uno de los relatos más impactantes de Ednodio Quintero (Mérida, 1947). Este fragmento podría considerarse la Secuencia Nº1 del cuento o la situación inicial. Esta “escena”, si nos ubicamos cinematográficamente, es “la presentación del personaje principal y el anuncio de la complicación que habrá de enfrentar: la muerte”.

Sin embargo, podemos notar también que son varias las proposiciones narrativas, o “tomas”, las que conforman la secuencia.

En primer lugar, está “el abuelo que divisa una figura misteriosa desde su silla de becerro”. Seguidamente, nos encontramos con que “el abuelo recuerda su propia muerte”. Inmediatamente, se presenta la proposición “El abuelo se levanta y entra a la casa”. Y, por último, “el abuelo toma su escopeta”.

Desde una perspectiva gráfica, podríamos organizar una matriz.

La muerte viaja a caballo de Ednodio Quintero
Secuencia o escena Nº1 (Situación Inicial): El abuelo divisa a la muerte
Toma o proposición Nº 1 El abuelo está sentado en una silla de cuero y ve una figura misteriosa
Toma o proposición Nº 2 El abuelo recuerda su propia muerte
Toma o proposición Nº 3 El abuelo se levanta de la silla y entra a la casa
Toma o proposición Nº 4 El abuelo con firmeza y resignación toma su escopeta

Nótese que las proposiciones narrativas o “tomas” coinciden con las oraciones ortográficas, lo cual nos da pistas para saber cuán efectiva es esta visión si se aplica a la inversa. Es decir, si se organiza previamente el texto en proposiciones y secuencias, y luego se escriben las oraciones y los párrafos que coincidirán con cada una de las unidades.

Fuentes

ADAM, Jean–Michel y Clara–Ubaldina Lorda (1999). Lingüística de los textos narrativos. Barcelona: Ariel

REIS, Carlos y Ana Cristina LOPES (1995). Diccionario de narratología. Salamanca: Ediciones Colegio de España, 1996

MCCLENNEN, Sophia. Diccionario de conceptos críticos para el estudio del cine. http://lilt.ilstu.edu/smexpos/cinergia/diccionario_de_conceptos.htm

Diccionario de Cine del site El lenguaje del cine aplicado a la educación. http://victorian.fortunecity.com/muses/116/cinematografo.html