sábado, 3 de noviembre de 2012

Sobre el retiro de Zaratustra

(Preliminar: Esto lo escribí en 2009 como un ejercicio personal. Ahora que Olga Vásquez me puso a releer a Nietzsche, lo recordé y lo busqué por allí. No sé si tenga algún valor. Fueron palabras al vuelo al leer el prólogo de "Así habló Zaratustra")

El retiro voluntario del joven Zaratustra, ascético y monascal, es el símbolo de todo profeta, de todo filósofo. Nietzsche proyectó en Zaratustra su ideal del filósofo. Un retiro para el disfrute pleno de la soledad y del espíritu para alcanzar el estado ideal de contemplación, un estado de plenitud propicio para la transformación. Sólo al sentir -luego de diez años- esa placidez total, Zaratustra se sintió capaz de levantar su voz y retar al máximo creador, representado en el texto en el Astro Rey, el sol, primer Dios de los humanos. “¡Qué sería de tu felicidad si no tuvieras a aquellos a quienes iluminas!”. Primer desplante al que se atreve el filósofo una vez ha encontrado en sí mismo la fuerza y la seguridad. Primer atisbo de enfrentamiento al creador, al poner en duda su existencia al retarlo a reflexionar sobre su propia realidad. Una verdad creada por su propia feligresía.