viernes, 20 de julio de 2018

“Marcuse, hacia una filosofía comprometida con la historia”

(Escribí este trabajo en junio de 2018 para el II Diplomado de Pensamiento Emancipatorio de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA) de El Salvador)

En el medio tecnológico,
la cultura, la política y la economía,
se unen en un sistema omnipresente
que devora o rechaza todas las alternativas
(Marcuse, H. El hombre unidimensional, 1964)

Estamos ante una amenaza dictatorial global como no se había visto en varias décadas. Una vez más, el imperialismo internacional está tratando por todos los medios posibles de recuperar la hegemonía perdida en los últimos años e intentar sobrevivir ante los evidentes signos de decadencia del sistema económico neoliberal que ha causado tanta desigualdad, pobreza y hambre en todo el planeta. En otras palabras, nos encontramos ante la posibilidad real del establecimiento de un régimen totalitario mundial cuyas armas más efectivas son, una vez más, la amenaza de una guerra a escala internacional y el cruento y despiadado sometimiento económico (y político) de las grandes corporaciones globales (y sus gobiernos) sobre las naciones y pueblos del aún llamado Tercer Mundo.

Esto no es más que la nueva materialización o la última versión, mejorada, menos sútil pero más sofisticada, del dominio histórico que el sistema capitalista global (antes industrial y ahora financiero) ha ejercido sobre la sociedad en su conjunto. La invasión definitiva del espacio privado, el sometimiento de un discurso totalitario en soporte multimediático, la imposición de una dependencia económica en diferentes escalas y la anulación del ser humano, se manifiesta en esta nueva fase de control tecnológico envolvente, el cual no permite al ser humano tomar decisiones con libertad o, lo que es peor aún, vivir dignamente la vida que se merece vivir.

Como reza el epígrafe que antecede este texto, el medio tecnológico es el campo en el que la cultura, la política y la economía, los tres espacios fundamentales para el control mundial, imponen un sistema totalitario que además de anular mediante su asimilación cualquier posibilidad de protesta libre, en última instancia impide contundentemente las alternativas transformadoras de esa realidad que se nos impone.