sábado, 13 de noviembre de 2021

Mientras hay estudiantes, hay esperanza...

 


Hace casi dos años (finales de febrero de 2020), antes de la cuarentena por el Covid-19, tomé esta foto y escribí el siguiente texto...
 
“Ayer la UCV estaba prácticamente sola. Muchas facultades y escuelas cerradas. Daba mi primera clase de Castellano I y supuse que no iría ningún estudiante.
 
En la mañana, mientras estaba en el Centro Nacional de Historia (CNH), recibí un mensaje: “Profesor, es un estudiante de nuevo ingreso y queremos saber si viene”. Le respondí: “Nuestro director Alejandro Terenzani escribió que no hay suspensión de clases y me acercaré. Entenderé si no llegan todos”.
 
Luego de cruzar una universidad desierta y puertas cerradas, llegué a la escuela y mi pana de seguridad me dijo; “Antonio, por ahí hay unos chamos de nuevo ingreso esperándote”. 
 
Pensé que era el que me había escrito y tal vez un par más.
 
Pero no. Contrario a lo que esperaba, estaba casi toda la nómina de estudiantes, todos de nuevo ingreso, ávidos de hablar con un profe y ansiosos de seguir experimentando el inicio de su carrera.
 
Íbamos a hablar unos minutos y hablamos más de una hora sobre lo maravilloso de estudiar, conocer, investigar y lo que compete en ese espacio: escribir.
 
Estaban expectantes y algo asustados. Más por el reto que tenían por delante que por la soledad de ese instante en la universidad.
 
Hay esperanza, hay futuro... ”.

El hoyo

 


Todo es vacío
Yo soy la nada
Siento que soy como un hoyo
que se traga a sí mismo
que revienta en silencio
que se desvanece
que reaparece como otro
en un espacio diferente
dónde todo es sombra y ruido a la vez.

¿Libro digital vs. libro físico?

 


Creo que una debilidad argumentativa en torno a la polémica que se ha planteado, a partir de la última Filven (2021), entre el libro digital y el libro físico, es que ésta se ha centrado en preferencias particulares y no en los evidentes cambios paradigmáticos que se han generado con la revolución digital de los últimos 30 años y que ha modificado radicalmente las formas de conocer (Martín Barbero dixit).

Asimismo, creo que la discusión se ha quedado en una defensa del libro como objeto, del continente, y no hay reflexión sobre lo más importante: los contenidos y las posibilidades infinitas, transmediáticas, envolventes, integradoras y de acceso a la información que ofrece (e impone) la realidad transmediática actual.

El libro como objeto no es más que un medio. No es el fin. Es la misma discusión sobre defender o no la televisión abierta, la cual se modificó con la llegada de la televisión por suscripción (cable) y que ahora está a punto de desaparecer por el streamming. El libro como objeto no es más que el soporte.

No ha cambiado el libro como continente de información. Lo que ha cambiado es el soporte, las vías y formas de acceso al conocimiento.

Y no es la primera vez que ocurre esto en el devenir de la humanidad. La misma polémica se planteó en el paso entre la oralidad a la escritura...

Lo mismo que se le acusa al libro digital, se le acusó mucho antes al libro material cuando se inició su reproducción artesanal y qué decir de su reproducción en serie...

Decir, “me gusta el libro físico porque me gusta sentir las páginas, olerlo y atesorarlo” habla del objeto, del continente, no de los contenidos, del conocimiento y de la información.

Y de eso poco o nadie ha hablado...