viernes, 29 de junio de 2012

Boecio: El último estoico romano; el primer estoico medieval

Este fue también un trabajo breve para el curso Filosofía Medieval, cursada en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas de El Salvador con el profesor Antonio García Espada


I. Datos importantes

Si en algo coinciden los manuales de filosofía al referirse a Boecio (Anicius Manlius Severinus Böethius, en latín) es en ubicarlo como un hito en la historia de las ideas. El último romano, el último pensador de la antigüedad, fundador de la Escolástica, primer pensador del medioevo, son algunos títulos que muestran la importancia de Boecio y, sobre todo, su característica especialísima de ser un parteaguas entre el pensamiento antiguo y el pensamiento medieval. Incluso, en los inicios de la era moderna, aún retumba la fuerza de las ideas de este personaje.

La vida de Boecio, aunque corta, es rica en sucesos y vericuetos. Nacido en Roma alrededor de 480, se conoce que muy joven viajó a Atenas, donde aprendió la cultura y la lengua griega. Al regresar se casó con una hija de Símmaco, político y orador romano, famoso por su confrontación con San Ambrosio, lo que significó el ingreso de Boecio a la política. Fue nombrado cónsul en Rávena en 510 por Teodorico, quien fue rey de los ostrogodos de 474 al 526 y de quien Boecio escribió un panegírico.

Sin embargo, Teodorico debido a sus constantes enfrentamientos con el Papado y con el imperio Bizantino, optó por enfrentarse definitivamente con el Cristianismo y acusó a Boecio de alta traición, lo encarceló y un año después, en 525, ordenó su ejecución. Reale y Antíseri (2010) señalan que Boecio fue acusado de traición por el refrendiarus Cipriano, quien era exponente del denominado partido filo-gótico, y la ejecución fue consumada en el invierno de 524.